Contaminación y molestias olfativas: una preocupación medioambiental
El aire es un recurso vital, común y todavía poco regulado. El primer criterio de calidad del aire que puede evaluar cualquier ecociudadano sigue siendo su olor. La actividad económica sostenible debe tener en cuenta su entorno y sus poblaciones.
La contaminación del aire es un concepto que describe una alteración en la calidad y pureza del aire, por una o más sustancias susceptibles de generar molestias.
Las molestias por olores se pueden generar según diferentes dimensiones:
- La frecuencia de emisión de olores a lo largo de un día, una semana, un año.
- La duración de la transmisión y su persistencia.
- La intensidad del olor.
- El carácter hedónico, es decir el tono afectivo que mide el aspecto agresivo del olor.
Las molestias por olores se caracterizan sobre todo por la incomodidad.
- Los olores y las molestias olfativas son preocupaciones medioambientales cada vez más importantes, tanto para los fabricantes que quieren controlar estas molestias como para la población que exige respeto por su entorno vital.
Las molestias por olores parecen ser la segunda causa más común de quejas después del ruido.
Esta importancia que se da a la contaminación olfativa está ligada al hecho de que a menudo asociamos olores y alergias con delitos. Sin embargo, aunque los contaminantes olorosos a menudo no inducen ningún riesgo directo, las molestias olfativas que generan pueden tener un impacto psicológico negativo cuando se consideran excesivas. Este “estrés” puede tener en determinados casos consecuencias graves para la salud de las personas.
Controlar los olores y las molestias olfativas es esencial para:
- Proteger la naturaleza y el medio ambiente.
- Eliminar el riesgo de molestias y estrés ocasionados a los residentes locales.
- Mejorar las condiciones laborales de los empleados.
- Recuperar la confianza de las autoridades locales.
- No dañe la imagen de marca de la industria ni de la comunidad.